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Freedom, Loyalty, and Republican Values

Coming from a socialist country where freedom of speech is nonexistent, I understand the true meaning of liberty and how easily it can be lost.

Freedom of expression is one of the greatest gifts of the American Constitution, but freedom without values is dangerous. When those who do not share our beliefs infiltrate our ranks, they do not come to build they come to weaken, confuse, and destroy from within.

That is why it is essential that only those who share our principles and goals unite with us. The Republican Party stands for faith, family, freedom, and the Constitution. Protecting these values is not intolerance; it is the defense of the very foundation of our Republic.

We must always welcome open dialogue, but never compromise the moral compass that guides our movement. We fight not to silence others, but to preserve the truth that makes America free.

“Freedom without values destroys itself; values without freedom become tyranny.”

Let us preserve both liberty and loyalty so that future generations inherit not confusion, but conviction.


Miguel Ángel Quevedo, director de la prestigiosa revista cubana Bohemia, vivió una de las etapas más turbulentas de la historia de su país. Al principio, creyó en las promesas de justicia y cambio social que acompañaron a la Revolución Cubana. Como periodista, aspiraba a contribuir a una sociedad más justa y educada mediante el poder de las ideas y la palabra escrita.

Con el tiempo, sin embargo, Quevedo fue testigo de cómo la libertad que había defendido fue sustituida por la censura, el control ideológico y la eliminación del pensamiento independiente. Desencantado, comprendió que una sociedad sin debate abierto ni libertad de prensa pierde no solo su prosperidad, sino también su humanidad.

A lo largo de la historia, muchos regímenes no han llegado al poder por la fuerza de las armas, sino mediante discursos que prometían inclusión, igualdad o progreso. Primero, controlaron el lenguaje, cambiando el significado de palabras como “tolerancia” o “justicia” hasta vaciarlas de contenido. Después, utilizaron los medios de comunicación y los sistemas educativos para reeducar a la sociedad y desacreditar las creencias que sostenían su identidad cultural. Finalmente, debilitaron los valores familiares y la prosperidad económica, pilares esenciales para la estabilidad y la libertad de cualquier nación.

La experiencia de Miguel Ángel Quevedo en Cuba refleja este proceso: la manipulación del lenguaje y de las ideas reemplazó el pensamiento libre por la obediencia ideológica. Su historia es una advertencia universal sobre cómo las ideas pueden usarse para liberar o para oprimir.

Las reflexiones de Quevedo se convirtieron en una advertencia moral sobre los peligros de la propaganda y la manipulación de la verdad. Su legado nos recuerda que la libertad de expresión es frágil, y que cada generación debe protegerla con valor y honestidad.

Hoy su experiencia sigue inspirando a periodistas, escritores y ciudadanos de todo el mundo a defender el derecho a pensar con independencia y a decir la verdad, incluso cuando hacerlo requiere un gran valor personal.

“La libertad para expresar una idea es el alma de toda nación libre.”

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